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¿Qué es el beso de Marsella?

Activistas a favor del matrimonio homosexual celebran la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, el martes 23 de abril de 2013. © AP Photo/Christophe Ena

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El beso de Marsella cumple una década

Por Vega Alonso del Val (@VegaAlonsoV), colaboradora de Amnistía Internacional,

Marsella, Francia, 23 de octubre de 2012. Cerca de la sede de la prefectura de Bocas de Ródano tiene lugar una de las 75 manifestaciones que se celebran en todo el país contra el matrimonio entre personas del mismo sexo. Dos amigas se encuentran con esta manifestación mientras pasean y, ante la mirada atónita de los manifestantes, deciden darse un beso delante de todo el mundo a modo de contraprotesta. Su gesto se convierte entonces en todo un símbolo para la comunidad LGBTI. 

Julia y Ariane, de 17 y 19 años en ese momento, son las mujeres que están detrás de esta historia. Reconocieron en su día que su famoso beso fue improvisado y un gesto solidario con la igualdad de derechos para toda la población francesa en un momento en el que el país vivía un intenso debate por el proyecto de ley del gobierno de François Hollande para aprobar las uniones entre personas del mismo sexo. Su beso eclipsó la manifestación de Marsella. Por besarse fueron insultadas y acusadas de provocadoras. 

Tuit del beso de Marsella
Seis meses después de estas manifestaciones -el 23 de abril de 2013-, la Asamblea Nacional del país galo aprobó el texto definitivo que autorizaba el matrimonio entre personas del mismo sexo. Abría también la posibilidad de adoptar a las parejas homosexuales. La nueva norma, que contó con 331 votos a favor y 225 en contra, otorgaba por fin un derecho con el que no contaban hasta la fecha. Francia se convertía en aquél entonces en el decimocuarto país del mundo que reconocía la legalidad de los matrimonios homosexuales. 

El beso de Julia y Ariane fue captado por el fotógrafo de la agencia AFP Gérad Julien. También fue grabado por una de sus amigas. En pocas horas se convirtió en viral tras ser publicado en redes sociales y ha pasado a la historia como ‘El beso de Marsella’. Es todo un símbolo para el colectivo LGTBIcontra la discriminación y la lucha por sus derechos

Un beso contra la intolerancia que ahora cumple una década. Sin embargo, diez años después todavía hay países en los que un beso en la boca o una caricia entre dos personas del mismo sexo sigue siendo motivo de burla, insultos, vejaciones, e incluso delito. A diario las personas LGBTI sufren discriminación y crímenes de odio.

Alrededor de 70 Estados miembros de Naciones Unidas castigan las relaciones homosexuales con cárcel o castigos físicos y en 11 de ellos se podría aplicar pena de muerte. Además, en muchos países se encarcela a personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales en aplicación de leyes que penalizan su orientación sexual o su identidad de género, y convierten un simple beso en un delito.

Activistas a favor del matrimonio homosexual celebran la legalización el matrimonio entre personas del mismo sexo, el martes 23 de abril de 2013 en París. © AP Photo/Francois Mori>

Años trabajando por los derechos del colectivo LGBTI

Amnistía Internacional trabaja desde 1991 por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI). Unos derechos que en muchas partes del mundo son vulnerados. Entre ellos, el derecho al matrimonio. Denegar el derecho a casarse basándose en el género de sus parejas viola el derecho a la no discriminación, el derecho a la igualdad ante la ley y el derecho a casarse y formar una familia. Esta posición ha sido avalada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que reconoció que las parejas del mismo sexo tienen derecho a casarse y formar una familia en base al artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Además, el derecho de las personas adultas a unirse voluntariamente en matrimonio está reconocido en el artículo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Como el de Julia y Ariane hacen falta más besos contra la homofobia. Más amor y menos odio. Besos contra la discriminación y la violencia que a día de hoy siguen sufriendo miles de personas con motivo de su orientación sexual o su identidad de género. Besos para lograr ver reconocidos derechos como el matrimonio. Besos por el respeto y la tolerancia porque amar no es un delito.