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Silueta de un niño con los brazos en alto

Silueta de niño positivo con las manos signo como, pulgares arriba. © picture alliance / Zoonar | Kristina Kokhanova

Blog

Cinco historias inspiradoras sobre el derecho a la educación

Por Alberto Senante (@asenante), colaborador Amnistía Internacional España,

En el Día Internacional de la Educación que se celebra hoy, destacamos la labor de cinco niñas y niños que tuvieron que luchar desde muy temprano para nada ni nadie les arrebatara su derecho a aprender, a formarse y a crecer.

¿Qué es el derecho a la educación?
El derecho a la educación es un derecho humano fundamental reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos que garantiza a todas las personas la oportunidad de aprender, desarrollarse y construir un futuro mejor, sin discriminación alguna. Incluye el acceso a una educación gratuita, de calidad y en condiciones de igualdad, además de fomentar la libertad de pensamiento y expresión.

1.- Malala Yousafzai: la niña pakistaní que desafió a los talibanes por el derecho a la educación

Malala Yousafzai en la proyección especial de Polite Society en el Curzon Mayfair de Mayfair, Londres

Malala Yousafzai, en la proyección especial de Polite Society en el Curzon Mayfair de Mayfair, Londres, 2023. © Cat Morley / Avalon

"Para esos menores olvidados que quieren educación, para esos niños y niñas asustados que quieren paz”. Esta fue la dedicatoria de Malala Yousafzaial recibir el Premio Nobel de la Paz en 2014. Tenía entonces 17 años, la persona más joven en recibir este galardón en cualquiera de sus categorías.

Su lucha había comenzado seis años antes. Malala era una niña pakistaní que crecía en la ciudad de Mingora, al norte del país. Su padre era el director de su colegio cuando los talibanes tomaron el control de la región y su escuela tuvo que cerrar. Entonces Malala comenzó su particular lucha por la educación por encima de cualquier obstáculo. Primero, comenzó a escribir un blog para la BBC en el que relataba su día a día bajo la opresión fundamentalista, y luego volvió a la escuela en cuanto pudieron reabrir, pese al edicto de prohibición talibán.

En 2012, Malala y dos compañeras más fueron heridas en un ataque a un autobús escolar. Pudo salvar la vida gracias a varias intervenciones, primero en Pakistán y luego en Reino Unido. El atentado provocó una marea de repulsa y ella se despertó convertida en un símbolo por el derecho a la educación frente a la intolerancia.

Tras decenas de premios y reconocimientos, como el mencionado Nobel, en 2020 se graduó en Oxford en Filosofía, Política y Economía. Actualmente trabaja por el derecho a la educación de las niñas en todo el mundo a través de su fundación y es productora audiovisual.

2.- Thandiwe Chama: la voz de Zambia por la educación y la prevención del VIH


Cuando Thandiwe tenía ocho años su escuela al aire libre en Zambia cerró debido al azote del sida en la comunidad de profesores. Pero ella no se rindió, organizó una marcha junto a 60 niños y niñas. Consiguieron no solo que el Gobierno reabriera el colegio, sino que además se construyera un local adecuado.

Pero ese solo fue el comienzo de su lucha. Poder ir a clase no era suficiente, Thandiwe imaginaba un futuro donde el VIH no lastrase a su comunidad y por eso se empeñó en que los más pequeños conozcan la enfermedad y sepan cómo prevenirla. Para eso tiene encuentros y charlas por todo el país y ha escrito un libro, “El pollo con sida” que se usa en cientos de colegios para explicar cómo se contagia esta enfermedad.

A los 16 años recibió el Premio de la Paz de los Niños a manos de la fundación Kids Rights. Ahora mantiene su lucha por el derecho a la educación tanto en su país como en conferencias internacionales donde anima a adultos y menores a movilizarse. “Si no eres tú, ¿entonces quién? Si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?” es uno de sus lemas.

3.- William Kamkwamba, la fuerza del viento para huir del hambre


También William Kamkwamba tuvo que dejar la escuela muy pronto. Pero esta vez no por culpa de la discriminación ni de un virus, sino sencillamente por la pobreza y el hambre. Con tan solo 14 años sus padres se vieron obligados a sacarlo del colegio porque no podían permitirse pagar la matrícula. Su país, Malawi, enfrentaba una profunda hambruna fruto de una sequía.

Pero William no se resignó, siguió estudiando en la biblioteca de su pueblo y gracias a un libro de ciencias construyó un molino de viento para llevar la luz, primero en su casa, luego, a toda su aldea. Después, con la ayuda de unos amigos, instaló una bomba de agua impulsada también por el viento para regar la plantación de su familia.

Tras un reportaje en un diario estadounidense, consiguió una beca para continuar sus estudios en Lilongwe, la capital de su país. Y años después pudo licenciarse en Ingeniería medioambiental en Estados Unidos. Él mismo contó su historia en el libro El niño que domó el viento, y luego participó como actor en la película con el mismo nombre.

William ya es un adulto pero no ha abandonado su pasión adolescente. Su trabajo en una organización sin ánimo de lucro consiste en que “cada persona pueda desarrollar sus ideas y diseñar proyectos para resolver los problemas que enfrentan”.

4.- Marley Dias: la niña que transformó la literatura infantil con #1000BlackGirlBooks

Marley Dias siendo homenajeada

La homenajeada por #1000BlackGirlBooks, Marley Dias, asiste a la 30ª edición de los Premios Gloria de la Ms. Foundation for Women. © picture alliance / Photoshot

A Marley nunca le prohibieron ir a la escuela. Pero lo que sí se encontró esta niña nacida en 2005 en Estados Unidos es que cuando abría un libro (y ella abría muchos) casi ninguno de los protagonistas eran como ella. “Todos son niños blancos con sus perros” le dijo a su madre, quien le preguntó qué iba a hacer al respecto.

Lejos de resignarse, cuando solo estaba en sexto de primaria Marley creó la campaña #1000BlackGirlBooks con el objetivo de donar esta cantidad de libros a niñas de varios países. En unos meses consiguió más de 9.000, pero sobre todo creó una lista donde encontrar libros con referentes femeninos y diversos y llamó la atención del mundo editorial para que impulsen una literatura con protagonistas femeninas negras.

Tras el éxito de su iniciativa con 13 años escribió su propio libro, “Marley Dias lo ha hecho: ¡Así que tú también puedes!” animando a los niños y niñas del mundo a luchar por sus propios sueños. En la actualidad estudia en Harvard, ofrece conferencias y ha llevado su activismo a las redes sociales.

5.- Muzoon Almellehan: la Malala siria que usa los libros como arma contra la desigualdad

Muzoon Almellehan llega a la ceremonia de entrega de la 34ª edición de los Premios del Cine Europeo

Muzoon Almellehan llega a la ceremonia de entrega de la 34ª edición de los Premios del Cine Europeo en Berlín. © picture alliance/dpa/Reuters/Pool | Christian Mang

Cuando la guerra civil en Siria llegó a su ciudad, Daraa, en forma de bombardeos, la familia de Muzoon tuvo que salir con apenas lo puesto hacia Jordania. Ella tenía solo 14 años pero ya tenía clara sus prioridades: cogió sus nueve libros favoritos.

En Jordania vivieron tres años en diferentes campamentos. El activismo por el derecho a la educación comenzó cuando muchas de sus compañeras de clase empezaron a abandonar la escuela debido a matrimonios prematuros, una práctica que no era común en la sociedad siria pero que aumentó con el conflicto. Muzoon iba tienda a tienda tratando de convencer a chicas y chicos así como a sus familias para que no abandonaran sus estudios, una labor que le hizo ganarse el apodo de ‘la Malala siria’.

Muzoon y su familia fueron acogidos por Reino Unido en 2015. Desde entonces, ha mantenido su defensa del derecho a la educación, en especial para las niñas y niños refugiados. En 2017 se convirtió en la Embajadora de Buena Voluntad de UNICEF más joven de la historia.