El cambio climático tiene un impacto devastador para los derechos humanos de la infancia. Este es el concluyente mensaje del Índice de Riesgo Climático de la Infancia de UNICEF, el primer informe exhaustivo de los riesgos climáticos desde la perspectiva de niñas y niños, publicado el 20 de agosto de 2021.
En estos pasados días hemos asistido al desarrollo de la 26 cumbre climática en Glasgow (Reino Unido), en la que delegados y delegadas de 197 países han trabajado sobre cómo lograr los acuerdos de París de 2015.
Coincidiendo con el inicio de la COP26, las jóvenes activistas ambientales Greta Thunberg, Vanessa Nakate, Dominika Casota y Mitzi Tan, en representación de niños, niñas y jóvenes de todo el mundo, hicieron un llamamiento urgente a los y las líderes mundiales para que afronten de una vez por todas la emergencia climática. En su escrito, calificaban de “traición” el fracaso de los gobiernos en la reducción de las emisiones de carbono.
“Queremos que el activismo juvenil continúe y crezca, para que los jóvenes tengan la oportunidad de influir”
En 2021 se cumple el tercer aniversario de Friday for Future (FFF), movimiento mundial de lucha por el clima. Comenzó cuando la activista sueca Greta Thunberg llamó a una huelga escolar para exigir medidas inmediatas para frenar el calentamiento global.
Los y las jóvenes activistas ambientales denuncian que llevan años alertando sobre la crisis climática sin que sus mayores hayamos escuchado sus voces. Junto a los nombres de Greta, Vanessa, Dominika y Mitzi conocemos los de Adriana Calderón, Farzana Faruk Jhumu, Eric Njuguna, Mitzy Cortés, Francisco Vera, Nkosi Nyathi, Jon Bonifacio, Allyson Castillo o Karin Watson pero son muchos más los y las jóvenes, niños y niñas que participan en las movilizaciones. Solo el llamamiento que ellas lanzaron en la plataforma AVAAZ ha sido respaldado por cerca de dos millones de firmas.
Organizados por FFF, el viernes 5 de noviembre miles de jóvenes de diversos movimientos ambientales y ecologistas se manifestaron por las calles de Glasgow para exigir justicia climática y racial. En la protesta, mostraban su indignación ante la pasividad de la clase política.
“Para niños, niñas y jóvenes, el cambio climático es la mayor amenaza para nuestro futuro. Nosotros y nosotras somos quienes tendremos que limpiar el desastre que las personas adultas han hecho, y somos quienes tenemos más probabilidades de sufrir ahora”
La Convención sobre los Derechos del Niño y el medio ambiente
La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) es uno de los primeros tratados internacionales que incluye referencias al medioambiente. Su lectura lleva a la conclusión de que no hay un solo derecho de niñas, niños y adolescentes cuyo disfrute no quede directa o indirectamente afectado por el calentamiento global, dependiendo de las condiciones climatológicas, sociales y económicas de cada lugar.
En consecuencia, la inacción de los Estados para frenar el cambio climático pone en peligro los derechos de la infancia recogidos en la CDN, el tratado internacional de derechos humanos que más países han ratificado. Según el informe de la Comisión OMS-UNICEF-Lancet (2020) ningún país está protegiendo adecuadamente la salud de niños y niñas, su entorno y su futuro.
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Niñas, niños y jóvenes de diferentes puntos del mundo han unido su voz para reclamar acciones concretas que frenen las consecuencias negativas del cambio climático. Su mensaje es directo y claro: “¿Qué es lo que queremos? ¡Justicia climática!”. “Nuestra protesta no va a terminar hasta que la inacción lo haga”. Saben que esta es su lucha.
También es la nuestra. Por ello, debemos apoyar su activismo y reconocer la importancia de que niñas, niños y adolescentes lideren y participen en protestas.
Peticiones a los gobiernos para frenar el cambio climático
Exijamos a los gobiernos inversión en salud y desarrollo infantil, garantía de que las medidas adoptadas se usan para corregir desequilibrios de género, planificación y emprendimiento de acciones para evitar que los efectos del cambio climático se traduzcan en auténticas crisis de desplazamiento, entre otras consecuencias. Reparar estos daños es una obligación para los Estados en virtud del Derecho Internacional.
Los Estados deben garantizar la efectividad de los derechos de la infancia, asegurar que se escuchan sus voces, que ejerzan su derecho a la participación en todas las negociaciones y las decisiones relacionadas con el clima en los ámbitos nacional, regional e internacional.