La JamScout 2024, celebrada en Covaleda, Soria, fue un evento inolvidable que reunió a scouts de toda España en un entorno natural, donde la diversión, el aprendizaje y la reflexión se juntaron de manera excepcional. Organizado por el Movimiento Scout Católico (MSC) el evento duró una semana pero nosotras estuvimos presentes los días 18 y 19 de julio. Una de las actividades del campamento era la organización de talleres, y Amnistía Internacional se encargó de desarrollar actividades orientadas a fortalecer el conocimiento y la comprensión de los Derechos Humanos entre los asistentes. Otras entidades que estuvieron presentes fueron: Manos Unidas, Greenpeace, Fundación ONCE, OXFAM Intermón, etc.
Uno de los aspectos más destacados de la JamScout 2024 fue la creatividad e innovación en la metodología utilizada para abordar temas complejos como los Derechos Humanos. El juego diseñado para estas sesiones dividió a los participantes en cuatro subgrupos - agua, aire, fuego y tierra - con un personaje extra, el Tribunal de Justicia, que jugó un papel crucial en el desarrollo del juego. Esta estructura permitió abordar temas serios de manera dinámica y accesible, facilitando que los participantes se involucraran activamente en el proceso de aprendizaje. A través de diferentes rondas que simulaban escenarios relacionados con los Derechos Humanos, los jóvenes y niños no solo aprendieron sobre el tema, sino que también reflexionaron sobre la justicia, la desigualdad y la cooperación.
Nuevos enfoques de educación en derechos humanos
Uno de los momentos clave fue la creación de identidad dentro de cada grupo, que incluyó la elaboración de un eslogan y un grito común. Esta actividad inicial no solo fomentaba la cohesión de los grupos, sino que establecía una base emocional que preparaba a los participantes para enfrentar los desafíos que vendrían. Las rondas posteriores del juego, como la construcción de una casa con materiales asignados al azar y la gestión de recursos limitados, les dieron a los jóvenes la oportunidad de experimentar de primera mano las dificultades que a menudo enfrentan las comunidades en el mundo real.
El impacto de esta metodología se vio reflejado en las sesiones realizadas a lo largo de los dos días que estuvimos en el evento. Por ejemplo, en la sesión del 18 de julio con jóvenes de entre 12 y 15 años, se observó un alto nivel de compromiso y reflexión. Los participantes no solo disfrutaron del juego, sino que también se sumergieron en debates significativos sobre los derechos que estaban explorando. Este tipo de dinámicas demuestran que, cuando se les da el espacio y las herramientas adecuadas, los jóvenes y niños pueden participar activamente en discusiones complejas y desarrollar un pensamiento crítico.
A pesar de algunos desafíos, como la diferencia de edades en ciertos grupos y la barrera idiomática en una ocasión específica, las sesiones se fueron adaptando para que se llegaran a los objetivos planteados. En particular, la sesión realizada en dos idiomas simultáneamente fue un desafío, pero se aprovechó como una oportunidad para discutir temas como la libertad de expresión desde una perspectiva multicultural.
Las personas adolescentes y jóvenes adultas también quieren participar en debates sobre derechos humanos
Otro aspecto positivo fue la participación de grupos de adolescentes y jóvenes adultos que, aunque inicialmente mostraron menos interés en la parte lúdica, se involucraron profundamente en los debates sobre temas candentes como la migración, el feminismo y la vivienda. Estas sesiones demostraron la importancia de adaptar las actividades a las necesidades y madurez de los participantes, lo que resultó en discusiones enriquecedoras y en un aprendizaje significativo.
Además, no solo fue un éxito en términos de participación y aprendizaje, sino que también se destacó por la reflexión crítica sobre las herramientas y materiales utilizados en la enseñanza de los Derechos Humanos. Materiales como el "Pasaporte de Derechos Humanos" y las chapas fueron un gran atractivo para realizar la actividad.
En conclusión, la JamScout 2024 fue una experiencia enriquecedora para todas las personas involucradas. A través de una metodología innovadora y una participación activa, la juventud scout no solo adquirió conocimientos sobre Derechos Humanos, sino que también desarrolló habilidades críticas para la vida, como la empatía, la cooperación y el pensamiento crítico.
La JamScout 2024 demostró que, cuando se combinan creatividad, compromiso y un enfoque centrado en el aprendizaje significativo, los resultados pueden ser verdaderamente transformadores.