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miembros de Helsinki España @Helsinki España

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Entrevista con Rocío Bresca, de Helsinki España: ‘Buscamos promover entre la juventud una conciencia social comprometida con la defensa de los derechos humanos’

Iranzu Tellechea, colaboradora de AI España,

Dentro de su programa de educación se encuentra el proyecto Jóvenes para Jóvenes, en el que jóvenes universitarios reciben formación en temas como Derechos Humanos, ODS, igualdad de género, medio ambiente o salud mental, entre otros. Una vez finalizada la formación, los jóvenes universitarios ponen en práctica sus conocimientos en los centros escolares acordados por Helsinki España y, a través de una metodología participativa haciendo uso de dinámicas y juegos pedagógicos, imparten talleres de sensibilización a niños y niñas en edad escolar.

Hoy Rocío Bresca Gómez-Martelo, Directora de Educación y Voluntariado, nos cuenta un poco más sobre su proyecto Jóvenes para Jóvenes: Educando en Derechos Humanos y Objetivos de Desarrollo Sostenible.

-Empecemos por el principio, ¿cómo nace Helsinki España?

Helsinki España nace en el año 1992 tras la firma del Acta de Helsinki de la OSCE como una organización de seguridad y cooperación en Europa y a partir de entonces se crean diferentes comisiones, la de España está centrada en la educación en Derechos Humanos y en la construcción de paz y resolución de conflictos. El proyecto de jóvenes para jóvenes se enmarca dentro del pilar de la educación en Derechos Humanos y en los estatutos de Helsinki se centra esta educación a jóvenes, niños y adolescentes.

-¿Puedes contarnos un poco más sobre el objetivo de este proyecto?

El proyecto busca promover entre la juventud de nuestro país una conciencia social comprometida con la protección y defensa de los DDHH y que, a partir de ahí, sea la población joven la que participe activamente en la sociedad, demostrando que tienen una voz activa, que participan en la toma de decisiones y que están comprometidos con la mejora de los DDHH.

-¿Cómo empieza Helsinki a implementarlo en España?

En el año 2001 se crea por primera vez este proyecto como un proyecto piloto, precisamente porque se ve que la juventud está tomando una actitud muy taciturna y poco comprometida, hay poca actividad, se empieza a dejar de contar con los jóvenes y es en ese momento cuando se crea este proyecto por y para ellos.

La idea es que sean ellos, en un primer momento, los que son educados y se conviertan en educadores, pasando a ser miembros activos. Al pasar de ser formados a convertirse en formadores, se les compromete a ellos, no solo mejorando su situación actual sino también la de otros jóvenes.

-Es cierto que no hay mejor forma de interiorizar contenidos que aplicándolos. ¿Cómo enfocáis las formaciones?

Por eso están enfocadas en que cuando los voluntarios van a los colegios e institutos, sean formaciones muy prácticas y que incluyan dinámicas, juegos, videos de manera que los niños no reciban una teoría que podrían recibir de cualquier persona, sino que se vean implicados y que vean en ejemplos muy sencillos y simplificados cómo es la dinámica a día de hoy de diferentes situaciones en el mundo.

taller puesto en marcha en un centro educativo por parte de la organización ©Helsinki España

-¿Qué valor añadido crees que puede aportar este proyecto?

El valor añadido y lo que más nos enorgullece es ver cómo cambian las perspectivas de los jóvenes. A lo mejor, en un principio, se ven incapaces o no sabrían cómo podrían gestionar este tipo de situaciones y cuando reciben las herramientas y las formaciones, pueden experimentar que son capaces. Desde la primera sesión que realizan en los centros, ven el cambio en el aula y cómo se crean unos vínculos muy cercanos entre voluntarios y alumnos. Los alumnos se sienten identificados y ven como referentes a estos jóvenes y al final se crean unos referentes sanos, algo que es muy importante para que los niños no tengan solo de referentes lo que ven en redes sino lo que conocen y experimentan.

-En el colegio estamos acostumbrados a recibir información por parte de figuras de autoridad como padres o profesores. El poder conectar y crear canales de comunicación con una persona con la que te identificas puede facilitar mucho el entendimiento y el interés por los DDHH.

Al final, los voluntarios hablan el mismo idioma que los niños en las aulas, viven las mismas realidades o las vivían hace muy pocos años y son plenamente conscientes de las dificultades o preocupaciones que viven esos niños en el instituto. Conocen de primera mano y con un recuerdo muy reciente las experiencias que están viviendo y saben lo que es hablar de redes sociales desde el punto de vista de ser usuario.

Sus experiencias son muy cercanas y hablan desde lo que conocen no desde una teoría, un tratado o un lenguaje técnico sino desde lo personal que al final es lo que mas motiva y conecta.

-Volver al instituto, después de unos años, a impartir talleres tiene que ser una experiencia muy constructiva.

Empoderar a los jóvenes de esta manera y ver que son ellos los que van a servir de herramienta les da la oportunidad de ver que son capaces. Es muy importante que les demos las herramientas a los jóvenes para que se sientan útiles y capaces y dejen de ser solo malas noticias las que vienen por parte de la juventud. Es necesario ver que existe una juventud comprometida y activa, y es al final lo que motiva mucho para seguir este tipo de actuaciones.

-La imagen de pasividad y desmotivación no representa a todos los jóvenes. ¿Crees que los jóvenes tienen interés en los DDHH?

Muchas veces no es que no tengan interés, es que no conocen, y desde el desconocimiento es difícil que te guste algo. Darle a un joven las herramientas para conocer e investigar, darles unas bases a partir de las que puedan construir, ayuda mucho a crear un compromiso. Es cierto que muchos de los jóvenes que se apuntan a nuestro voluntariado vienen de ramas de ciencias jurídicas o sociales, pero también tenemos muchos estudiantes de otras carreras que descubren algo nuevo que les crea curiosidad. También es importante impartir estos conocimientos de una forma amena, haciéndolos partícipes del conocimiento y haciendo que les despierte interés. Evitando que las sesiones sean demasiado formales como puede ser en la universidad, buscamos una formación interactiva y que puedan ver los resultados de su esfuerzo a corto plazo.

-Claro, y esto también ocurre con los alumnos de los centros, al final es un aprendizaje bidireccional.

Así es. Los resultados y opiniones que recibimos siempre son muy positivos por este motivo. Que te hablen personas jóvenes de estos temas que normalmente en los colegios se trabajan de forma transversal y darles la oportunidad de crear un espacio para crear conversaciones y pensamiento crítico en los niños es muy importante, y vemos los resultados en que al final todos los años los centros quieren repetir. Además, se trata de encajar el proyecto en lo que quiera o necesite el centro concreto. Hay numerosos temas y dependiendo del centro y de la problemática en la que quieran centrarse, se personaliza la atención para los centros. Hay centros con los que llevamos trabajando más de 10 años. Este año se han ampliado los centros y muchos de ellos también van a repetir el próximo año.

-Estamos hablando de Madrid, pero también se ha llevado el proyecto a muchas otras ciudades.

Actualmente estamos en 8 comunidades y el año que viene está aprobado para que se lleve a 15, a casi la totalidad del territorio, a excepción del País Vasco y de Navarra. Pero no perdemos la esperanza de llegar a nuevos sitios. De hecho, este proyecto también tiene una trayectoria internacional: se ha hecho en Estados Unidos, Italia o Portugal. Vemos que poco a poco el proyecto va expandiéndose y va llegando a más jóvenes, lo que nos motiva para seguir trabajando. Hasta hoy hemos conseguido formar a 5150 voluntarios y voluntariasEstamos muy emocionadas de cara al año que viene con el reto que va a suponer la ampliación y ojala todos los jóvenes participaran en estos proyectos o similares para que vean el valor que tienen.

Estudiantes participando en un taller de la organización ©Helsinki España

-Por último: ¿Qué les dirías a aquellas personas que consideran que los jóvenes no tienen la capacidad para enfrentarse a una clase, para hablar de DDHH o para hablar de temas que puedan ser controvertidos o difíciles de manejar en estas edades?

Lo primero que están equivocados. Hay que capacitar a los jóvenes, ya que ganas no les faltan, y cuando se les dan las herramientas y la formación necesarias, se ve un cambio en ellos y en la energía que tienen para seguir no solo en nuestro proyecto, sino que también comienzan a participar en otras iniciativas que les sean más cercanas o que les llamen la atención.

Esto es lo que queremos: capacitar y demostrar que la juventud es activa y participativa. Los jóvenes debemos estar orgullosos de ser jóvenes y representarnos a nosotros mismos como somos, no como creen que somos.

-Además, ¿cómo vamos a comprobar de lo que somos capaces si no se nos da una oportunidad?

Muchas veces, en la entrevista inicial para participar en el proyecto, muchos jóvenes nos dicen que no tienen experiencia y que nunca han hecho algo así. La respuesta que les damos es que hay una primera vez para todo y que cualquier duda que tengan, el equipo estará aquí para resolverla.

Hay un acompañamiento personalizado con cada equipo y en cada aula. Aunque trabajemos con un volumen grande de voluntarios, nos encargamos de que todos se sientan acompañados en todo momento. Es muy importante que sientan que hay alguien que les respalda y que las dudas las puedan resolver a través de nosotros.