Amnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid Icons
Stop Death Penalty

Activistas de Amnistía Internacional sostienen pancartas contra la pena de muerte. © Alberto Pizzoli/AFP vía Getty Images

Blog

Preguntas sobre la pena de muerte: todas las respuestas

Por Amnistía Internacional,

¿Previene la pena de muerte la delincuencia? ¿Ofrece justicia a las víctimas? ¿Existe una forma humana de ejecutar? Conoce toda la información sobre la pena de muerte a través de las 10 preguntas más frecuentes sobre la pena capital.

1. ¿Por qué se opone Amnistía Internacional a la pena de muerte?

La pena de muerte viola el derecho más fundamental, el derecho a la vida. Es la forma más extrema de pena cruel, inhumana y degradante.

La pena de muerte se aplica de forma discriminatoria. Se usa con frecuencia contra las personas más vulnedas de la sociedad, incluidas las minorías étnicas y religiosas, lass personas empobrecidas y las personas con discapacidad psíquica. Algunos gobiernos la utilizan para silenciar a sus oponentes. Cuando los sistemas de justicia tienen deficiencias y los juicios injustos están generalizados, existe siempre el riesgo de ejecutar a una persona inocente.

Cuando se aplica la pena de muerte es irreversible. Los errores cometidos no se pueden deshacer. Una persona inocente puede ser liberada de la prisión por un delito que no cometió, pero una ejecución nunca se puede revertir.

Contra la pena de muerte

Un manifestante sostiene una pancarta durante una protesta contra la pena de muerte © David McNew/Getty Images

2. ¿No tienen las víctimas de delitos violentos y sus familias derecho a justicia?

Sí lo tienen. Las personas que han perdido a seres queridos en crímenes terribles tienen derecho a ver a la persona responsable rendir cuentas en un juicio justo sin recurso a la pena de muerte. Al oponernos a la pena de muerte, no estamos intentando minimizar o aceptar que los delitos queden impunes. Como han dicho muchas familias que han perdido a seres queridos, la pena de muerte no puede verdaderamente aliviar su sufrimiento. Simplemente extiende ese sufrimiento a la familia de la persona condenada.

3. Si matas a una persona, ¿no mereces morir tú también –”ojo por ojo”–?

No, porque todas las personas tenemos derechos humanos. No se puede privar a nadie de esos derechos, independientemente de si han cometido un delito y del tipo de delito.

Una ejecución, o la amenaza de una ejecución, inflige un terrible maltrato físico y psicológico tanto para el reo como para sus seres queridos. Una sociedad que ejecuta a delincuentes está cometiendo la misma violencia que condena.

4. ¿Previene la pena de muerte la delincuencia?

De acuerdo con numerosas investigaciones, no.  No existen pruebas concluyentes de que la pena de muerte disuada de cometer delitos de forma más eficaz que la pena de prisión. De hecho, en los países en los que se ha prohibido la pena de muerte no han aumentado las cifras relativas a la delincuencia. En algunos casos, la realidad es que han disminuido.

Para prevenir la delincuencia se deben tomar medidas estructurales que aborden, entre otras cuestiones, factores socioeconómicos y desigualdades sociales.

Un activista sostiene una pancarta en protesta por la inminente ejecución de Nagaenthran K. Dharmalingam, condenado a muerte por tráfico de heroína en Singapur, el 3 de noviembre de 2021. © Mohd Rasfan/AFP vía Getty Images

5. ¿Qué pasa con la pena capital para los terroristas?

Los Estados con frecuencia recurren a la pena de muerte tras producirse ataques violentos, con lo que pretenden demostrar que hacen algo para “garantizar” la seguridad nacional. Pero es improbable que la amenaza de ejecución detenga a personas preparadas para morir por sus creencias, por ejemplo, a terroristas suicidas. De hecho, es muy probable que las ejecuciones creen mártires cuya memoria se convierta en un motivo de reivindicación para sus organizaciones.

Es muy elevada la probabilidad de que a las personas acusadas de “terrorismo” se las someta a un juicio injusto. A muchas se las condena a muerte en virtud de “confesiones” extraídas bajo tortura. En algunos casos, tribunales especiales o tribunales militares establecidos en aplicación de leyes contraterroristas han condenado a muerte a civiles, lo que socava las normas internacionales y el derecho internacional.

6. ¿No es mejor ejecutar a una persona que encerrarla para siempre?

Diariamente, hombres, mujeres, incluidos menores y personas con discapacidad psíquica, esperan la ejecución en el “corredor de la muerte”. Independientemente del delito que hayan cometido, de si son culpables o inocentes, un sistema de justicia que valora más el castigo que la rehabilitación se cobra sus vidas. Mientras un preso o presa siga con vida, él o ella mantiene la esperanza de la rehabilitación, o de la absolución si posteriormente se determina que es inocente.

7. ¿Existe una forma humana e indolora de ejecutar a una persona?

Todas las formas de ejecución son inhumanas. A menudo, se defiende que la inyección letal es un método más humano porque, al menos superficialmente, parece menos cruel y salvaje que otras formas de ejecución como la decapitación, la silla eléctrica, la cámara de gas o el ahorcamiento.

Pero la búsqueda de una forma “humana” de matar a una persona debería verse como realmente es: un intento de hacer que las ejecuciones sean más aceptables para el público en cuyo nombre se realizan, y que los gobiernos que ejecutan parezcan menos asesinos.

8. ¿Es asunto de Amnistía que varias sociedades quieran usar la pena de muerte?

Los derechos humanos, incluido el derecho más básico, el derecho a la vida, son universales y están ratificados por la inmensa mayoría de países en el mundo. . Hasta la fecha, 144 países han abolido la pena de muerte en su legislación o en la práctica, lo que demuestra que casi todas las regiones del mundo, culturas y sociedades comparten el deseo de poner fin a la pena capital.

La pena de muerte no es la solución

Manifestación contra la pena de muerte frente al Ministerio de Justicia en Tokio. © Toru Yamanaka/AFP via Getty Images

9. ¿Qué ocurre si la opinión pública está a favor de la pena de muerte?

Un apoyo firme del público a la pena de muerte generalmente va acompañado de una falta de información fiable: con frecuencia, se cree erróneamente que reducirá la delincuencia. Muchos gobiernos se apresuran a promover esta creencia errónea, incluso si no existen pruebas que la respalden. Generalmente no se comprenden los factores fundamentales que sustentan la forma en la que se aplica la pena de muerte, entre ellos, el riesgo de ejecutar a una persona inocente, la ausencia de garantías procesales en los juicios y la naturaleza discriminatoria de la pena de muerte, todo lo cual contribuye a tener una opinión realmente informada de la pena capital.

Creemos que los gobiernos deben ser claros en lo que concierne a esta información y que deben promover el respeto por los derechos humanos a través de programas de educación pública. Solo entonces, podrá haber un debate significativo sobre la pena de muerte.

Aún así, la decisión de ejecutar a una persona no la puede tomar la opinión pública; los gobiernos deben trazar el camino.

10. ¿Se está ganando la batalla para abolir la pena de muerte?

Sí. La evolución mundial de la pena de muerte en los últimos años confirma que el mundo avanza de forma continuada hacia su abolición. Cuando Amnistía Internacional comenzó su campaña global contra la pena de muerte en 1977, la pena capital estaba abolida solo en 16 países. A septiembre de 2023, 112 países han abolido la pena de muerte para todos los delitos y 9 la han abolido para los delitos comunes, lo cual supone un significativo avance, ya que en total, 144 países la hann abolido en la ley o en la práctica a día de hoy.