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La Selección Española celebra el título de Campeona del Mundo. © Patricia Pérez Ferraro / SPP

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Lecciones que hemos aprendido (o no) del Mundial de Fútbol Femenino

Por Carlos de las Heras (@carlisevic), responsable de deporte y derechos humanos en Amnistía Internacional,

Ayer ELLAS hicieron historia. Como en 2010 ELLOS hicieron historia. Sin embargo, en 2010 no vi al Presidente de la Federación Española de Fútbol besar en los labios a Iker Casillas tras recoger el título.

En los últimos días el interés por el fútbol femenino se ha disparado en nuestro país. Con cada victoria de la selección, nombres como el de Olga Carmona o Salma Paralluelo se ganaban un sitio en conversaciones con amistades y familiares. Cada vez eran más las conversaciones que incluían este tema y cada vez era más el espacio que ELLAS recibían en los medios de comunicación. Empezaron de tapadillo, sin hacer ruido y sin llamar la atención y han acabado, como dijo el seleccionador, Jorge Vilda, “sacando a un país a la calle”. ¡Gracias CAMPEONAS por sacarnos a la calle en pleno mes de agosto!

Las jugadoras españolas celebran su victoria en la final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023

Las jugadoras españolas celebran la victoria de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023. ©  Daniela Porcelli / SPP

1. Primera cosa que no hemos aprendido: a usar el lenguaje de una manera correcta e inclusiva

No estuvo, sin embargo, tan acertado Jorge Vilda, cuando en la previa de la final pronunció unas palabras que le hicieron un flaco favor: "Lo que nosotros queremos mañana es ser los mejores del mundo. Conseguiremos ser los mejores del mundo ganando la final". ¿Nosotros? Vale que lo podemos entender de una manera genérica, vale que se refería a todo el equipo, vale que seguramente no había una mala intención, pero… ¿nosotros?

La selección española celebra el triunfo en la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023

España campeona de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023. © Keith McInnes/SPP

2. Segunda cosa que no hemos aprendido: que solo sí es sí

Quien tampoco ha estado nada acertado ha sido el Presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales. Mientras las jugadoras recibían la medalla de CAMPEONAS, al felicitar a una de las capitanas, Jenni Hermoso, le plantó un beso en los labios que dejó en fuera de juego incluso a la propia Jenni. "¿Pero qué hago yo? Eh, no me ha gustado", dijo Hermoso en directo a través de Instagram. Más tarde le quitaba hierro al asunto diciendo que fue "un gesto de amistad y gratitud". Por su parte, Rubiales declaraba que “idiotas hay en todas partes. Cuando dos personas tienen una muestra de cariño sin importancia, no podemos hacer caso a las idioteces".

Como dice Jenni, seguramente fue un gesto de amistad y gratitud. Pero también un gesto incorrecto y desafortunado. Dar un beso sin el consentimiento de la otra persona es una forma de violencia sexual, lo veamos como lo veamos. ¿Por qué no hizo lo mismo con Jordi Alba al levantar, hace solo un par de meses, el trofeo como ganadores de la Nations League? También habría sido un gesto de amistad y gratitud. Sin embargo, a Rubiales no se le pasó por la cabeza besar al capitán de la selección española masculina.

Tuit en el que se comenta el beso que Rubiales le da a Jenni Hermoso

3. Tercera cosa que no hemos aprendido: a dar el protagonismo a las protagonistas

Con cada victoria de la selección, o de las “chicas de Vilda”, como calificaban al equipo algunos medios de comunicación, el espacio que ELLAS ganaban en medios deportivos era mayor. A cada ronda que superaban, le seguía un número mayor de paginas en los periódicos y más minutos en radios y televisiones. El día anterior a la final, los dos diarios deportivos más importantes, AS y MARCA, iban a dedicar sus portadas al Mundial de Fútbol Femenino, a la selección que iba a jugar la gran final. Algo que nos parecía impensable, a las PROTAGONISTAS.

Pero no fue así. Tanto AS como MARCA destacaban palabras del seleccionador, Jorge Vilda, acerca de las dudas de su trabajo y su honorabilidad. Es decir, el protagonismo era de ÉL, no de ELLAS, que también fueron quienes se dejaron la piel, partido a partido, para alcanzar la final. Una vez más, como a lo largo de los últimos años, ELLAS seguían invisibilizadas.

Salma Palaluello, jugadora de la selección española, es un símbolo de diversidad, igualdad e inclusión

Salma Paraluello en la final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023. © Chris Putnam/Shutterstock

4. Las cosas que sí hemos aprendido: igualdad, diversidad, respeto

Borremos LOS malos recuerdos y de LOS que no hemos aprendido y quedémonos con LAS buenas noticias. Por supuesto, la victoria. Que España gane el Mundial en un país donde el fútbol femenino sigue siendo un deporte minoritario, incluso entre las propias niñas, que se ven obligadas a jugar con niños porque no hay competiciones solo para ellas, es un gran avance. Que miles de niñas ahora sueñen con ser Alexia, Olga o Salma, es una gran noticia.

Como también lo es que nuestra selección sea un ejemplo de integración y diversidad. Jugadoras como Salma Paralluelo, cuya madre se vio obligada a trasladarse a España desde Guinea Ecuatorial para que su hijo recibiera un tratamiento médico, y que años más tarde tuvo que emigrar a Suiza para trabajar y evitar que su familia fuera desahuciada en Zaragoza. Jugadoras como Olga Carmona, que de pequeña, mientras sus hermanos se iban a jugar al fútbol, tenía que ir a clases de flamenco. Ayer, al marcar el gol del triunfo dejó atrás esos días para convertirse en la heroína de España. Jugadoras como la capitana Irene Paredes, un ejemplo de diversidad, casada con la exjugadora de hockey Lucía Ybarra y madre de Mateo, quien según la propia Irene, “ha sido un talismán”.

Sin duda alguna, ELLAS han sido nuestro talismán. ELLAS han sido quienes han superado cientos de barreras para llegar hasta aquí. ELLAS son quienes merecen las portadas y ELLAS son las verdaderas CAMPEONAS, dentro y fuera del campo. Señores, es momento de echarse a un lado y rendirse... ante ELLAS.