En la compleja red social de las escuelas, el bullying escolar es un problema que afecta a estudiantes en todo el mundo. Aunque ha existido durante décadas, el aumento de la conciencia pública y la investigación en el campo de la psicología y la educación han puesto de relieve la gravedad de este fenómeno.
¿Qué es el bullying escolar?
El bullying escolar se define como una forma de agresión o de hostigamiento de carácter físico, verbal o relacional, que es deliberada y se repite en el tiempo, y que se basa en un desequilibrio de poder real o percibido que impide que la víctima se defienda. Este comportamiento puede manifestarse de diversas formas, como el acoso verbal, la exclusión social, la intimidación física o el ciberacoso.
Uno de los aspectos más preocupantes del bullying escolar es su impacto negativo en la salud mental y emocional de los y las estudiantes afectados. Las víctimas de bullying suelen experimentar altos niveles de ansiedad, depresión, baja autoestima y estrés postraumático. Estos efectos pueden persistir a lo largo del tiempo e influir en el rendimiento académico, las relaciones interpersonales y el bienestar general de la persona. Además, el bullying no solo afecta a las víctimas directas, sino que también puede tener consecuencias graves para las personas que agreden y presencian el comportamiento.
Uno de los aspectos más preocupantes del bullying escolar es su impacto negativo en la salud mental y emocional de los y las estudiantes afectados. © Cottonbro by Pexels
Es fundamental comprender las causas subyacentes del bullying escolar para abordar eficazmente este problema. Si bien no hay una causa única, se han identificado varios factores que contribuyen a este comportamiento, como la falta de habilidades sociales, la influencia de modelos agresivos en los medios de comunicación y redes sociales, los problemas familiares, la discriminación y la intolerancia, entre otros. Es importante destacar que el bullying no es "cosa de niños/as", sino que refleja dinámicas sociales más amplias que deben ser abordadas a nivel individual, familiar, escolar y comunitario.
Nuevas formas de bullying
La llegada de las nuevas tecnologías han introducido nuevas formas de bullying, como el ciberacoso a través de redes sociales, mensajes de texto y juegos en línea. Se trata de un tipo de acoso que puede ser aún más insidioso debido a su alcance global y su capacidad para perpetuarse de manera anónima. La inteligencia artificial (IA) ha venido a restar en esta dinámica. Si bien la IA tiene el potencial de mejorar la vida de las personas y facilitar el aprendizaje, también puede ser mal empleada para promover el bullying como lo demuestran los chatbots o programas de IA que pueden inundar a las víctimas con mensajes ofensivos o amenazantes de manera automatizada.
Las aplicaciones y herramientas que permiten alterar digitalmente las fotografías para deformar la apariencia de las personas también pueden hacer daño. Estas imágenes manipuladas, conocidas como "deepfakes", pueden ser usadas para humillar, avergonzar o difamar a las víctimas, socavando su autoestima y reputación. Además, la facilidad con la que se pueden compartir y viralizar aumenta su potencial dañino.
Los grupos privados donde se excluyen a compañeros y compañeras de clase a veces son utilizados para compartir contenido humillante sobre ellos/as o planificar ataques coordinados, mientras que los memes y otros tipos de contenido viral pueden ser utilizados para ridiculizar, propagar rumores o incitar al odio en línea. Todo ello puede tener un impacto significativo en la salud mental y emocional de las víctimas, por lo que es crucial que se implementen medidas para regular y supervisar el uso ético de la IA, así como para educar a las personas que la utilizan sobre los riesgos asociados con un empleo inadecuado.
El respeto y la empatía son herramientas poderosas para detener el bullying. © rdne by Pexels
Bullying escolar, ¿qué hacer?
En España, numerosos casos de bullying escolar quedan en la sombra. No se documentan adecuadamente, ya sea debido a deficiencias en la recopilación de datos por parte de las autoridades, a la falta de conocimiento por parte del profesorado y las madres/padres para detectarlo y abordarlo, o porque las estrategias existentes para combatirlo no están dando resultados. Amnistía Internacional ya destacó esta preocupante situación en su informe titulado: “Hacer la vista… ¡gorda! El acoso escolar en España”.
La prevención del bullying escolar requiere un enfoque multidimensional que involucre a todos los y las miembros de la comunidad educativa. Los programas de intervención y prevención deben centrarse en promover la empatía, fomentar la resolución de conflictos pacífica, desarrollar habilidades de comunicación positiva y crear un clima escolar seguro y solidario. Además, es fundamental que las personas adultas, incluidos los padres/madres, el profesorado y el personal escolar, estén capacitados para identificar y abordar el bullying de manera efectiva.
Desde Amnistía Internacional seguimos pidiendo que exista un sistema de denuncias que los y las adolescentes utilicenpara abordar este problema de manera ágil y eficiente. También pedimos redes de apoyo entre el alumnado, con la participación de estudiantes capacitados para detectar y abordar conflictos en el centro escolar y que sean capaces de promover la confianza y la solidaridad.
Alianzas en la lucha contra el bullying en las escuelas. © rdne by Pexels
Amnistía pide la formación del profesorado en la detección y gestión del acoso –así como en la convivencia escolar, la igualdad de género, la diversidad cultural y las tecnologías– por tratarse de un punto clave para la identificación y abordaje de los casos de una manera rápida y efectiva.
También instamos a los departamentos de Educación de las comunidades autónomas, incluyendo los servicios de inspección educativa, que aborden los casos de acoso escolar, que recopilen datos tanto cuantitativos como cualitativos para comprender mejor el problema e identificar sus factores de riesgo.
Además de implementar medidas preventivas, es importante que los protocolos que tienen las escuelas se conozcan lo suficiente por todas las personas involucradas para abordar los casos de bullying cuando ocurren. Estos protocolos incluyen brindar apoyo y recursos a las víctimas, disciplinar adecuadamente a las personas que agreden y trabajar con las familias para abordar las causas subyacentes del comportamiento. Es importante que desde la escuela se promueva la diversidad, la inclusión y el respeto, y que se celebren las diferencias para que todo el alumnado se sienta valorado y aceptado. También es necesario enseñar a los y las estudiantes a comunicarse de manera efectiva, a resolver conflictos de forma pacífica y a trabajar en equipo para prevenir situaciones de acoso.
El fomento del trabajo en equipo y la cooperación entre el alumnado sirve para fortalecer los lazos sociales y reducir las actitudes de exclusión y agresión, y se anima a ello, incidiendo en la importancia de involucrar a toda la comunidad educativa para lograr un ambiente de apoyo y colaboración. Otro aspecto importante es el apoyo psicológico y emocional para todas las personas afectadas e involucradas, proporcionándoles acceso a servicios de ayuda profesional y espacios seguros donde puedan expresar sus sentimientos. Finalmente, destacamos la necesidad de educar a los y las estudiantes sobre el uso ético y responsable de la tecnología, para prevenir y gestionar el ciberacoso.
La urgencia de abordar el bullying en el contexto escolar y virtual. © rdne stock project
Estas soluciones se presentan como enfoques integrales que abordan el bullying escolar desde múltiples frentes, tanto a nivel individual como institucional y comunitario. La colaboración entre todas las personas e instituciones implicadas, incluidos los organismos gubernamentales es esencial para crear entornos escolares seguros y saludables donde los y las estudiantes puedan prosperar.