Philadelphia, Dead Man Walking (Pena de muerte, en España), Diamantes de Sangre … de vez en cuando Hollywood pone su potente maquinaria al servicio de temas difíciles y produce maravillosas películas sobre temas poco ligeros.
Las personas que los trabajamos desde oficinas de una oenegé con muy poco glamour nos frotamos las manos porque un Tom Hanks, una Susan Sarandon, un Sean Penn y un Leonardo di Caprio son capaces de comunicar de una manera ultra eficiente la crueldad de la pena de muerte, la injusticia de la homofobia, sensibilizar hacia personas con VIH, hacer recapacitar sobre el origen de las joyas que llevamos y muchas más cosas.
Los datos suelen ser los argumentos principipales de las organizaciones intentando que se cierre Guantánamo: 779 hombres estuvieron encarcelados allí, nueve murieron, 40 permanecen y el resto, en su inmensa mayoría, fueron liberados sin cargos ni juicios (es decir son gente que era inocente y sufrieron “la experiencia” de Guantánamo gratuitamente y porque sí, porque les tocó ese día muy negro de su vida). También llama la atención que mantener abierto Guantánamo cuesta mas de 380 millones de dólares al año (!!) al contribuyente americano (es la cárcel más cara del mundo) o que más de 200 miembros del FBI han reportado abusos a detenidos de Guantánamo, pero poca gente se convence por los datos del pequeño grupo de personas que llega a leerlos.
Así que aquí llega un poco al rescate la película que enfoca la lente en una de las miles fotos de hombres con mono naranja, manos esposadas, cabeza tapada por un saco negro y lo humaniza. El Mauritano está basada en el libro de memorias que escribió un ingeniero de telecomunicaciones mauritano sobre la tortura que sufrió allá y su limbo jurídico en Guantánamo hasta que una abogada tenaz se cruza en su camino. Es un drama legal, con juicio incluido, tan de película estadounidense, con momentos divertidos y tensión bien llevada.
“En Amnistía Internacional hemos trabajado por el cierre de Guantánamos desde el primer día y seguimos en ello. Hicimos campaña por Mohamedou e invitamos a su abogada Nancy Hollander (interpretada en la película por Jodi Foster) a España organizando toda una agenda de actividades para pedir la libertad de Mohamedou.”
El poder de la imagen hace su magia, y al final de la película es imposible no conmoverse con la sonrisa de Mohamedou Ould Slahi (sobre todo con su aspecto real sin desmerecer al actor que lo interpreta, Tahar Rahim), con la determinación de su abogada, que incluso en los momentos en los que duda su firme conviccion en el estado de derecho la impulsa, y con los principios del fiscal que lleva el caso. No puedo contar mas para no hacer spoilers.
Mohamedou Ould Slahi. © International Committee of the Red Cross
Los protagonistas de la historia hacen todos lo correcto cuando se les presenta la oportunidad, a pesar de las consecuencias. Pérdida de su trabajo, de amistades, de años y años que pasan sin que parezca haber luz al final del camino. Una luz que no se apaga en el caso de Mohamedou, que sale tras pasar 14 años en Guantánamo brillando, dispuesto a disfrutar del resto de su vida. Ahora está dedicado a recuperarse claro (todos esos años torturado pasan una factura muy grande), a escribir libros y a ser coach.
Si en algún momento has sido socio/a de Amnistía Internacional, te has comprado alguna gorra, camiseta, has sido activista, has firmado alguna de nuestras acciones, has estado relacionado/a de cualquier manera con esta organización… esta película es tu momento de sacar pecho, de sentir orgullo. En Amnistía Internacional hemos trabajado por el cierre de Guantánamo desde el primer día y seguimos en ello, hicimos campaña por Mohamedou e invitamos a su abogada Nancy Hollander (interpretada en la película por Jodi Foster) a España organizando toda una agenda de actividades para pedir la libertad de Mohamedou. A lo largo de los años ha estado más y más claro que Guantánamo era un agujero negro de los derechos humanos, un sumidero por el que a Estados Unidos se le escapaba la dignidad, pero no era tan evidente al principio. Reconforta estar en el lado bueno de la historia. Disfrútala.>