Valeria Shashenok (@valerisssh)
Fotógrafa de profesión, Valeria Shashenok, con 20 años se ha convertido en una de las jóvenes tiktoker más seguidas desde el inicio de la invasión rusa. Desde la ciudad de Chernígov ha documentado con humor y sarcasmo su nueva realidad. Nos ha enseñado las recetas de su madre en el refugio, cómo es un “día típico en un búnker” para protegerse de las bombas o cómo hacer café sin electricidad. Sus vídeos muestran los escombros de edificios destruidos como los de un cine, donde recuerda que pasó su infancia. Haciendo uso del sarcasmo dice: “Putin nos está reformando la ciudad”.
Además, nos ha contado cómo ha logrado salir del país, pasando por distintas ciudades y trenes. En uno de los tramos explica que estuvo 10 horas de pie. “Es el peor viaje de mi vida. Gracias Putin”, escribió. Ya en Polonia nos acerca la labor de voluntariado de muchas personas y su reencuentro en Varsovia con una amiga. Ahora desde allí nos sigue narrando cómo es su vida. Sigue también sin perder el humor cuando escribe “refugiada de moda” y muestra varias prendas de su nueva ropa.
Alina Volik (@alina__volik)
Tiene 18 años. Vivía en Zaporiyia, al sureste de Ucrania y donde se encuentra la mayor central nuclear de Europa que fue atacada el 4 de marzo. A través de TikTok ha narrado cómo ella y su madre consiguieron subirse a un tren al tercer intento para poder ir hacia Chop y Záhony, en la frontera con Hungría, hasta llegar a Budapest tras 30 horas de viaje.
Antes de salir, contó al mundo cómo había cambiado su vida de un día para otro. Con dosis de humor narra que hacer gimnasia era ahora ir al refugio y volver a casa o que el “entretenimiento” del día se había convertido en acudir a una tienda o a la farmacia. “Esto no es lo peor que tengo. La gente de otras ciudades no puede ni ir a la tienda y duerme en el suelo del metro”, dice en una de sus publicaciones. En las imágenes ha mostrado edificios destruidos, estanterías vacías en supermercados o cómo es su refugio. También compartió cómo sellaron las ventanas de su casa, cómo eran los kits de emergencia o que dormía vestida para salir de casa si sonaban las sirenas antiaéreas.
“Muestro la verdad sobre Ucrania en mis historias”
En su perfil recuerda también cómo era Ucrania antes de la guerra mostrando imágenes de distintas ciudades del país, con su riqueza y belleza paisajística y patrimonial.
Karina Maniukina (@kkkarysia)
Un vídeo de Karina se hizo viral hace unos días. En él una mujer, su madre, destapaba un piano, limpiaba las cenizas que cubren las teclas y se sentaba a tocar. La habitación donde se encontraban estaba llena de escombros y cristales por el suelo, el sofá y el propio instrumento. Con una melodía de Chopin, la madre de Karina se despedía de su casa en la ciudad de Bila Tserkva, a unos 80 kilómetros al sur de Kiev, para escapar hacia el oeste. Su casa había quedado destrozada tras el impacto de una bomba que cayó cerca de su edificio. Lo reflejan otros vídeos de Karina con habitaciones sin puertas, ventanas en el suelo, parte de los techos caídos y cristales por todas partes.
Marta Vasyuta (@martavayusta)
Publica desde Reino Unido vídeos que le llegan de gente ucraniana porque viajó a Londres antes de la invasión rusa y no ha podido volver a su país. Parte de su familia sigue en Ucrania. En una entrevista a la BBC explica que verifica la autenticidad de los vídeos antes de publicar ya que las redes sociales están mostrando también imágenes que no corresponden al conflicto en territorio ucraniano.
Cristian Dascalu(@cristiandascalu93)
Con 279K de seguidores en su perfil de TikTok, este joven ha estado narrando cómo ha sido su huida de Ucrania y el camino hasta llegar a Rumanía, su país de origen. También ha dado información para la ciudadanía explicando, por ejemplo, que familias rumanas estaban ofreciendo apartamentos en Kiev para las personas que no habían podido salir aún de la ciudad. “Es una realidad de contrastes, de buenos y malos momentos”, escribía. Ahora también explica cómo hacer donaciones para las personas refugiadas.
En sus vídeos se le puede ver narrando su búsqueda de opciones para salir de Ucrania, la presencia de convoyes militares en la carretera, las largas colas de vehículos para echar gasolina, la espera antes de subirse en un autobús o su paso por la frontera. En una de sus publicaciones escribe:
“Voy a hacer todo lo posible para ser optimista y sentirme bien con estas personas con las que estoy.”
De estos y otros perfiles de jóvenes ucranianos impacta ver cómo sus publicaciones anteriores al 24 de febrero, inicio de la invasión rusa, son como los de cualquier otra joven en redes sociales, con su día a día “normal”, con sus amigos, sus bailes, sus trabajos, sus estudios o sus viajes. La periodista Matilda Boseley recopiló un hilo en Twitter con los testimonios e historias de varios jóvenes ucranianos. También lo ha hecho la periodista especializada en tecnología GinaTost con las historias de Valeria Shashenok y reconociendo la importancia de conocer la mirada de los y las jóvenes sobre la guerra. Una mirada cercana y diferente que los y las adolescentes también nos han mostrado en otros conflictos como Siria o Palestina.