Lo que se introdujo hace casi diez años como una materia extracurricular se ha hecho ya un lugar en el currículo nacional de Moldavia gracias a un constante trabajo de incidencia. A lo largo de los últimos diez años, Amnistía Internacional Moldavia (AI Moldavia) ha sido fundamental para apoyar el desarrollo y la implementación de la Educación en Derechos Humanos (EDH) en el sistema de educación formal de primaria y secundaria. Actualmente, la educación cívica es una asignatura obligatoria en Moldavia, y la EDH, una asignatura optativa.
AI Moldavia desarrolló el primer currículo de Educación en Derechos Humanos y los primeros materiales de esta asignatura en 2010. Entre 2013 y 2016, el currículo se revisó y se introdujeron nuevos módulos sobre no discriminación y desarrollo sostenible, que fueron aprobados por el Ministerio de Educación y el Consejo Nacional sobre Planes de Estudio.
Ahora, diez años después, el mayor reto al que se enfrenta el país no es el currículo en sí, sino garantizar que quienes lo implementan tienen la capacidad y los recursos necesarios para hacerlo bien. Desde 2015, AI Moldavia está formando al profesorado y desarrollando su programa de Colegios Amigos de los Derechos Humanos en Moldavia. Sólo en 2018, recibieron formación aproximadamente 150 docentes.
Moldavia se independizó de la Unión Soviética en 1991, y el concepto de derechos humanos sigue estando en fase de desarrollo en la sociedad y en el sistema educativo moldavo. Por consiguiente, la EDH es una prioridad fundamental en el país. Moldavia se encuentra en un interesante contexto político. Por un lado, el ambiente político no es totalmente amistoso con los derechos humanos. Sigue habiendo importantes motivos de preocupación respecto a las libertades cívicas y el sistema de justicia, así como discriminación contra ciertos grupos (romaníes, LGBT+). La reducción del pluralismo de los medios de comunicación y el hostigamiento que sufren las ONG suponen obstáculos para los defensores y las defensoras de los derechos humanos.
Por otro lado existe una fuerte tendencia hacia el acercamiento —e incluso eventualmente la unión— a la Unión Europea. La EDH no es especialmente polémica a nivel nacional (comparada con cuestiones de derechos humanos más inmediatas) y el gobierno se ha comprometido a aplicar las recomendaciones del Consejo de Europa para que Moldavia se ajuste a las normas europeas de gobernanza democrática. Por tanto, la EDH goza de un apoyo relativamente bueno en las altas esferas, y AI Moldavia tiene un acuerdo con el Ministerio de Educación desde 2010.
No obstante, en la práctica el programa se enfrenta a problemas prácticos, especialmente en lo que respecta al profesorado y al sistema educativo. Muchos docentes realizaron su formación en la época soviética, cuando no se enseñaban los derechos humanos y las metodologías de enseñanza eran rígidas. En la actualidad, en Moldavia hay una gran rotación del profesorado, debido a una histórica falta de inversión, lo cual significa que los docentes que reciben formación un año puede que no estén trabajando el año siguiente.
En 2018, AI Moldavia se ha centrado en integrar la EDH en el sistema de educación formal. El trabajo que desarrolla AI Moldavia desde hace diez años ha supuesto una importante contribución para conseguir que la EDH pasara de ser una actividad extracurricular impartida en muy pocos centros de enseñanza a ser una asignatura que se ofrece como optativa en muchos centros de enseñanza secundaria y muy solicitada por el alumnado. En 2015, AI Moldavia firmó otro acuerdo con el Ministerio de Educación para incluir la colaboración en la formación del profesorado y en los Colegios Amigos de los Derechos Humanos. Además, ha trabajado junto con el Ministerio —en la práctica dirigiendo el proceso— en la elaboración del currículo de EDH.
Desde entonces, en colaboración con unos 20 colegios piloto, Amnistía Internacional ha desarrollado el currículo de EDH en rumano para cursos académicos concretos y ha incluido más asignaturas. En 2015, la EDH comenzó a ofrecerse como asignatura optativa en unos 100 colegios. En 2017, Amnistía comenzó a elaborar un currículo de EDH desde educación primaria hasta educación secundaria. Actualmente, el currículo de EDH abarca dos cursos académicos (14 y 15 años de edad), con una hora de clase a la semana.
Una profesora de primaria que participó en el ensayo piloto del currículo en 2018, afirmo que su visión del currículo normalizado había cambiado. Antes —señaló— consideraba que estaba enseñando al alumnado todas las asignaturas de forma exhaustiva. Pero tras realizar la formación en EDH para el profesorado, se dio cuenta de que hay muchas cosas que el alumnado necesita saber y que no están en el currículo normalizado. Antes de participar en el ensayo, esta profesora consideraba imposible enseñar derechos humanos a alumnos y alumnas de primaria.
Otros docentes indicaron que no se habían dado cuenta de la amplitud de los conceptos de derechos humanos, por ejemplo de que las emociones y los sentimientos forman parte de los derechos humanos. Como explica Neamțu Olga, profesora de primaria de Chisinau: “La EDH se basa en la formación de competencias para la vida, actitudes y valores; es la vida que vivimos día a día en diferentes grupos sociales. Es la resolución pacífica de conflictos, la comunicación asertiva y las decisiones objetivas que se toman. Para mí, el curso supuso crecimiento profesional y personal y experiencia, ya que sus frutos me han hecho comprender que una persona informada es una persona más protegida”.
Actualmente Amnistía Internacional Moldavia está aumentando su contribución al desarrollo del currículo de EDH a nivel nacional, además de apoyar su implementación mediante la formación del profesorado. El trabajo en el desarrollo y la implementación del currículo de EDH tiene mucha relación con el enfoque de Amnistía Internacional de Colegios Amigos de los Derechos Humanos AI Moldavia ha formado a más de 150 profesores y profesoras, y 50 de estos docentes se han hecho miembros de Amnistía Internacional. Actualmente más del 10% de los colegios ofrecen EDH como asignatura optativa, y cada año más de 2.000 alumnos y alumnas asisten al curso, participando en una hora semanal de clases de EDH. Una de las conclusiones del proyecto es que para conseguir buenos resultados es preciso un enfoque holístico: “No basta con tener actividades extracurriculares o grupos de alumnos y alumnas, y tampoco con que haya un currículo. Es necesario un enfoque holístico, que no consiste sólo en educar sobre los derechos humanos, sino en educar mediante los derechos humanos”, explica Violeta Terguță, coordinadora del Programa de EDH en AI Moldavia.
“Ha sido una gran oportunidad aprender sobre, mediante y para los derechos humanos y los derechos de los niños y las niñas en el marco de los cursos de formación, los cursos de verano y los intercambios de conocimientos de Amnistía. Podría intercambiar mis conocimientos y mi experiencia con colegas de todo el país. La labor que lleva a cabo AI Moldavia es fantástica, pues elaboran mucho material adecuado para los docentes, planes de clase, libros y guías, y todo esto puede utilizarse tanto para actividades escolares curriculares como extracurriculares”, explica Diana Galanton, profesora de secundaria en Bălți.
AI Moldavia organiza también otras actividades, como competiciones anuales de EDH que complementan la labor de los Colegios Amigos de los Derechos Humanos y de la educación formal y motivan más al alumnado para actuar y comprometerse a un nivel más elevado. Más de 100 alumnos y alumnas que asistieron al curso se hicieron miembros de AI Moldavia, formaron grupos escolares y participaron en actividades y campañas de Amnistía Internacional en general, así como en la promoción de los derechos humanos en su centro de estudios y su comunidad.
Daniel, alumno del Centro de Enseñanza Secundaria Olimp de Sîngerei, afirmó que el curso lo había ayudado a tener nuevos puntos de vista y opiniones: “Al asistir a las clases de derechos humanos descubrí que, desgraciadamente, tenía estereotipos. Ahora sé que todas las personas son diferentes, pero iguales. La gente debe ser tolerante y no discriminar”. A Nicoleta, alumna del mismo centro, asistir al curso la ayudó a darse cuenta de las diversas formas en que podía defender los derechos humanos: “He aprendido que una persona, una firma puede cambiar el mundo. Todo el mundo debe implicarse, nadie debe limitarse a observar pasivamente. Voy a utilizar los conocimientos que adquirí durante las clases para defender a las personas cuyos derechos son violados y formular mis argumentos”.
A consecuencia de la demanda de los centros educativos que ya implementan el currículo de EDH, se ha producido un gran aumento en el número de alumnos y alumnas que participan en la maratón anual de envío de cartas de Amnistía Escribe por los Derechos, comparado con los que participaban hace 10 años. Ahora son los centros los que llaman a Amnistía para participar en la maratón, y no AI Moldavia la que tiene que llamar a los centros. Con los años, el número de cartas ha pasado de unas 700 a 40.000. Un motivo de este aumento son los cambios que se han ido produciendo con el tiempo en la calidad de las acciones, pues los alumnos y alumnas organizan los eventos de forma diferente y abordan las cuestiones con mayor profundidad.