La educación en derechos humanos está ligada a procesos participativos y pretende empoderar a las personas para que lleven a cabo acciones colectivas. Para que la participación pueda convertirse en una experiencia positiva y facilite el aprendizaje, debe ser:
En todos los espacios cotidianos hay comportamientos, pensamientos y actitudes que mantienen la desigualdad y reproducen dinámicas de poder entre los/las participantes y quienes actúan como facilitadores, así como entre los propios participantes (ver Guía para el uso de metodologías participativas). Estas dinámicas son reflejo de las relaciones de poder que predominan en la sociedad, y la que se produce entre los géneros es una de ellas. Presta atención a algunos aspectos para evitar que se den situaciones de desigualdad: